Folklore de las islas canarias

Cultura guanche
Hospitales especializados Durante las Cruzadas al mundo árabe, los europeos descubrieron que los árabes establecían hospitales especializados para tratar dolencias especiales y se especializaban en cirugía...Más información
Descritas por los antiguos griegos y romanos como "Islas Afortunadas" y en otras ocasiones como "Islas de los Bienaventurados", las Islas Canarias fueron, durante incontables siglos, una parte misteriosa del mundo. Envueltas en un halo de mito y romanticismo, su historia quedó envuelta en ficciones y leyendas. Homero y Heródoto hablaron de sus jardines de gran belleza y otros como Estrabón y Plinio aludieron a sus cautivadores encantos.
Los antiguos presumían que eran vestigios del mundo perdido de la Atlántida. Se creía que cuando esta legendaria civilización se hundió en el océano Atlántico dejó tras de sí las Canarias, un archipiélago de siete islas grandes y varias más pequeñas. Se creía que el pico de la montaña más alta de Tenerife, la mayor de las islas, era el monte Atlas de la mitología.
¿Cuál es la mitología de las Islas Canarias?
Los antiguos suponían que eran vestigios del mundo perdido de la Atlántida. Se creía que cuando esta legendaria civilización se hundió en el océano Atlántico dejó atrás las Canarias, un archipiélago de siete islas grandes y varias más pequeñas.
¿Qué criaturas míticas hay en las Islas Canarias?
Una Tibicena, también conocida como Guacanchas, era una criatura mitológica de los guanches, habitantes prehispánicos de las Islas Canarias. Se imaginaban que las tibicenas eran demonios o genios que tenían cuerpo de grandes perros salvajes con ojos rojos, cubiertos por un largo pelaje negro. Vivían en cuevas profundas en el interior de las montañas.
Qué es silbo
Hospitales especializados Durante las Cruzadas al mundo árabe, los europeos descubrieron que los árabes establecían hospitales especializados para tratar dolencias especiales y se especializaban en cirugías...Más información
Descritas por los antiguos griegos y romanos como "Las Islas Afortunadas" y en otras ocasiones como "Islas de los Bienaventurados", las Islas Canarias fueron, durante incontables siglos, una parte misteriosa del mundo. Envueltas en un halo de mito y romanticismo, su historia quedó envuelta en ficciones y leyendas. Homero y Heródoto hablaron de sus jardines de gran belleza y otros como Estrabón y Plinio aludieron a sus cautivadores encantos.
Los antiguos presumían que eran vestigios del mundo perdido de la Atlántida. Se creía que cuando esta legendaria civilización se hundió en el océano Atlántico dejó tras de sí las Canarias, un archipiélago de siete islas grandes y varias más pequeñas. Se creía que el pico de la montaña más alta de Tenerife, la mayor de las islas, era el monte Atlas de la mitología.
Símbolo del lagarto de Lanzarote
El folclore canario tiene evidentes influencias peninsulares (españolas y portuguesas), aunque también ha encontrado inspiración en Sudamérica, con la que tantos lazos le unen, y también bebe de su propia historia y vivencias autóctonas. Donde más claramente se aprecian estas raíces autóctonas es en algunos aires de islas como El Hierro y La Gomera.
El instrumento musical autóctono por excelencia es el timple, una especie de pequeña guitarra de cuatro o cinco cuerdas -depende de la isla de la que proceda- que tiene un sonido extraordinario y un enorme potencial como instrumento solista en manos de expertos como Totoyo Millares y José Manuel Aldana.
Leyendas gran canaria
Hace varios años escribí sobre leyendas isleñas que incluían El Jardín de las Hespérides, la Ciudad Perdida de la Atlántida y la historia de Gara y Jonay de La Gomera. Estos blogs fueron muy populares y si te apetece puedes leerlos haciendo clic en cada uno de los enlaces anteriores. Sin embargo, las otras Islas Canarias también tienen sus propias leyendas, que he enumerado a continuación.
Allá por el siglo XV, Don Pedro Fernández de Saavedra, Gobernador de Fuerteventura, sedujo a una joven guanche llamada Laurinaga, con la que tuvo un hijo. Tras décadas en el poder y sus numerosos encuentros románticos, la isla se llenó de su descendencia, tanto legítima como ilegítima. Uno de sus hijos, Luis Fernández de Herrera, intentó violar a una joven y fue defendido por un campesino local. Don Pedro estaba cazando cerca y mató al campesino, momento en el que su madre llegó al lugar. Era una antigua amante de Saavedra y el muerto era el hijo que le había dado. Se llamaba Laurinaga. Según cuenta la leyenda, Laurinaga levantó los ojos al cielo y rogó a los dioses guanches que maldijeran la tierra. A partir de ese momento, empezaron a soplar los calurosos vientos del Sahara, las plantas murieron y desaparecieron y la isla se convirtió en un desierto y, según la maldición, la isla acabaría desapareciendo. Afortunadamente, por el momento la última parte de la maldición no se ha hecho realidad.